La soledad en los jóvenes de los años 2020's

Todos alguna vez hemos experimentado la soledad, ya que es un sentimiento natural del ser humano. Sin embargo, a pesar de ser natural, la soledad se confunde fácilmente con otros términos. Por lo tanto, es importante recalcar que la soledad no es lo mismo que estar físicamente solo, podemos estar rodeados de personas, pero no sentir realmente esa conexión que hace que nos sintamos llenos al compartir tiempo con los demás. Y por el otro lado, podemos estar físicamente solos, tal vez disfrutando de nuestro tiempo libre, y no sentir soledad en absoluto al tener personas con quien compartir buenos y malos momentos.
El sentir soledad es algo propio de los animales sociales, el ser humano, por lo tanto, ha adaptado su psique para experimentar dolor social, que es el dolor o malestar que provoca el percibir un rechazo por parte de otros individuos, y que hace que cambiemos para poder adaptarnos al grupo. Esto era muy importante para la supervivencia milenios atrás, los humanos nos congregábamos en pequeñas sociedades que se ayudaban mutuamente.


Es importante destacar que los seres humanos tenemos un carácter deficitario innato. Somos uno de los mamíferos más vulnerables, dependemos de nuestros padres por mucho tiempo, carecemos de instintos de supervivencia desarrollados y nuestra madurez sexual y mental se desarrolla lentamente, todo esto debido a que compensamos todas nuestras debilidades con la inteligencia, con la capacidad de crear artefactos y explorar ideas, y con el paso de los años, nos ha convertido prácticamente en la especie con más capacidad de controlar el medio en el que vive, aunque más para mal que para bien.
Sin embargo, que poseamos inteligencia no quita que seamos más débiles, por lo que nos mantenemos cerca de miembros de nuestra misma especie para sobrevivir. Hace siglos ser exiliado o separarse del grupo era prácticamente una sentencia de muerte.
Debido a nuestra misma inteligencia, comenzamos a avanzar como civilización, lo que trajo modernización, que a su vez aumentó la migración y el intercambio cultural, pero también rompió los vínculos originales de las pequeñas sociedades que se convirtieron en asentamientos tras la invención de la agricultura. Y para empeorar las cosas, el ajetreo que hay en las ciudades nos deja muchas veces sin tiempo más que para las cosas básicas, como estudiar, trabajar, formar una familia, etc. Por lo que el tiempo para compartir con los amigos se ve mermado.
Habiendo dicho todo esto, y antes de hablar sobre la situación en la década actual, me veo en la necesidad de expresar mi disconformidad con la manera en la que este tema es evadido, y cómo no se le da la importancia que se merece. Considero que más personas de las que parece, están solas, incluyéndome, y que realmente nadie está haciendo nada para cambiar dicha situación. No deberíamos de solo estar hablando de esto, sino también, tomando acciones, poniendo todos nuestro granito de arena para cambiar nuestro destino (destino en el sentido del futuro). ¿Acaso no tenemos los seres humanos la capacidad de hacerlo? Tal vez simplemente no hacemos las cosas porque no queremos, o simplemente, porque no nos importa ni nos interesa, preferimos enfocarnos en lo material, en comer y vestir bien y a la moda, y dejamos de lado los pequeños momentos. Es algo grave que muchos callan, lamentablemente.


Dicho esto, para comprender de mejor manera qué tan grave está el problema de la soledad, tenemos que recordar que en marzo de 2020, la pandemia comenzó a afectar a todos los países del mundo, se declararon estados de excepción que limitaron la movilización de las personas para llevar a cabo una estrategia de contención epidemiológica, es decir, la cuarentena. Esto produjo que muchos trabajos se realizaran a través de la virtualidad, al ser el medio más conveniente. Y a su vez, la vida social pasó a ser totalmente llevada a cabo vía internet, y se hizo una norma principalmente entre los más jóvenes. Pero la falta de contacto cara a cara, por así decirlo, “natural”, así como la no satisfacción del deseo que muchas personas tienen de salir, provocó que muchas personas se sintieran hasta cierto punto aisladas o desconectadas, como si dejaran de estar vivas, y vimos como se dispararon las tasas de enfermedades mentales tales como la ansiedad o la depresión (o ambas), que muchas veces, si no son tratadas, provoca que las personas en vez de buscar ayuda se hundan más en sí mismas. Aún en tiempos posteriores a la pandemia, es muy probable que sus consecuencias aún no hayan sido sanadas del todo. Para referencia, en México y Brasil antes de la pandemia, un 30% de personas reportaban sentirse solas, pero durante la pandemia estos números aumentaron hasta un 10%. Y si vemos las estadísticas entre los más jóvenes (Generación Z, nacidos entre 1997-2012), siempre suelen mostrar una tasa de soledad más alta que entre personas de mayor edad.
Otro factor que contribuye a la soledad es la disponibilidad de tecnología avanzada. La Era Digital, iniciada con las computadoras y evolucionando a los celulares, nos ha facilitado la vida pero también ha promovido el uso excesivo de redes sociales.


En las redes sociales las personas tratan de enseñar lo mejor de sus vidas, publicando cosas que muchas personas envidian, hasta cierto punto, y además, hay mucho contenido hueco (sobre todo en TikTok), en los que personas hablan de polémicas, bailan provocativamente, o hacen entretenimiento, etc. Estas cosas son las que más son consumidas en las redes sociales, cosas que no nos hacen ser mejores personas. Y en promedio, las personas están más de dos horas navegando por ese sector del internet, y los más jóvenes, hasta cuatro horas.
Sobre esto, hay que resaltas y añadir que, para no sentirnos solos, debemos de conectar profundamente por lo menos con una persona, lo que se hace a través de una inversión considerable de nuestro tiempo junto con otras acciones como darse apoyo moral mutuamente o pedir ayuda en algo y agradecer posteriormente a la otra persona, etc.
Por lo tanto, podemos concluir que mucho del tiempo que las personas tienen potencialmente para compartir con los demás en su día a día, se ve mermado por el ajetreo de las ciudades (más del 56% de los seres humanos viven en la ciudad), y además por el uso de redes sociales, que se vio aumentado rápidamente por la pandemia en 2020. Como consecuencia de todos esos factores, y debido a nuestra naturaleza humana, en lo que va de esta década, las personas, pero particularmente los jóvenes en todo el mundo se sienten cada vez más solos, y por consiguiente, el problema de la soledad se ha vuelto más grave que en años anteriores.

Referencias

  • https://www.youtube.com/watch?v=yT01CAWDtGM
  • https://www.cdc.gov/social-connectedness/improving/index.html
  • https://whatsthebigdata.com/loneliness-statistics/
  • https://www.ipsos.com/en/loneliness-increase-worldwide-increase-local-community-support
  • https://www.scielosp.org/article/csp/2022.v38n11/e00106622/
  • https://es.statista.com/grafico/26428/tiempo-medio-diario-global-dedicado-a-las-redes-sociales-por-usuario-de-internet/
  • https://www.bancomundial.org/es/topic/urbandevelopment/overview
  • https://www.jmir.org/2022/10/e41536
  • Desmond Morris - “El mono desnudo”
  • Imágenes: Pixabay.com y Freepik.es

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